
El derrame cerebral, conocido médicamente como accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo. Ocurre cuando el flujo de sangre hacia una parte del cerebro se detiene, ya sea por una obstrucción (ACV isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico). En ambos casos, las células cerebrales comienzan a morir por falta de oxígeno y nutrientes, lo que puede provocar daños graves y permanentes.
Uno de los aspectos más preocupantes del derrame cerebral es que puede aparecer de forma repentina y sin previo aviso. Por eso es fundamental conocer las señales de alerta. Entre los síntomas más comunes se encuentran: debilidad o entumecimiento en el rostro, brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo; dificultad para hablar o entender lo que otros dicen; pérdida de equilibrio, visión borrosa, dolor de cabeza intenso o desorientación repentina.
El tiempo es crucial. Existe una frase muy útil que resume la importancia de actuar rápido: « Tiempo perdido es cerebro perdido ». Cuanto más pronto se reciba atención médica, mayores serán las posibilidades de reducir el daño cerebral y salvar la vida del paciente. Ante cualquier sospecha de derrame, se debe acudir de inmediato a un hospital o llamar a los servicios de emergencia
Existen diversos factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrir un ACV. Algunos de los principales son la presión arterial alta, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol. También influye la edad, ya que los riesgos aumentan con el paso de los años, aunque los derrames cerebrales pueden afectar a personas jóvenes también.
La buena noticia es que muchos derrames se pueden prevenir con un estilo de vida saludable. Mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio regularmente, controlar el estrés y realizar chequeos médicos periódicos puede marcar la diferencia. Además, si se han identificado factores de riesgo, seguir las recomendaciones médicas es fundamental.
En conclusión, el derrame cerebral es una emergencia médica que requiere atención inmediata. Con información, prevención y acción rápida ante los síntomas, es posible reducir su impacto y salvar vidas.